El acoso laboral cómo denunciarlo con éxito
la dificultad probatoria es un mito

Un trabajador que sufre acoso en su empresa y tiene pruebas —grabaciones, correos electrónicos, testigos— decide consultar con un abogado o un sindicato. Pero en lugar de recibir una estrategia clara, se encuentra con un muro de excusas. Le dicen que “probar el acoso es muy difícil” o que “las grabaciones no sirven como prueba”. Dos frases que se repiten como un mantra, pero que no tienen respaldo en derecho.
Las grabaciones como prueba: menos excusas, más jurisprudencia
Las empresas no dudan en utilizar grabaciones para demostrar fraude en bajas médicas o competencia desleal. Sin embargo, cuando es el trabajador quien las presenta, todavía hay quien intenta desacreditarlas. La realidad jurídica es otra: las grabaciones son pruebas admisibles si reflejan fielmente hechos relevantes para el caso.
Los argumentos en contra han cambiado. Ya casi nadie se atreve a decir que las grabaciones “no sirven”, pero han surgido nuevas excusas:
-Que el juez puede rechazarlas arbitrariamente (falso, debe motivarlo en derecho)
-Que requieren validación pericial obligatoria (tampoco cierto; solo en casos de dudas sobre su autenticidad).
La clave es clara: si la grabación prueba un comportamiento de acoso, es una prueba válida.
El mito de la “dificultad probatoria”
El segundo gran obstáculo para los trabajadores es la idea de que demostrar acoso es casi imposible. No lo es. No se exige probarlo de forma absoluta, sino aportar indicios suficientes para que la empresa tenga que justificar sus actos.
“Ante supuestos de vulneración de un derecho fundamental, corresponderá al demandado la aportación de una justificación objetiva y razonable, suficientemente probada, de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad” (art. 96 LRJS) .
Esto significa que si un trabajador, tras reincorporarse de una baja médica o un permiso de paternidad, solicita tareas y la empresa lo ignora, lo aísla o lo relega a una esquina sin funciones, un juez puede interpretar que hay indicios de acoso. Si además le quitan responsabilidades o le cambian el horario “casualmente” después de su reincorporación, la empresa deberá demostrar que esas medidas no tienen relación con su situación.
Si se puede probar, ¿por qué dicen lo contrario?
Si las grabaciones son pruebas válidas y los indicios bastan para cambiar la carga de la prueba, ¿por qué algunos abogados o sindicatos siguen poniendo trabas? Por dos razones:
1)Para quitarse un caso que consideran poco rentable o complicado.
2)Para presionar al trabajador a aceptar un acuerdo con la empresa, evitando el juicio aunque ni siquiera haya sido despedido.
Denunciar tiene valor, ganar no siempre es lo más importante
Un trabajador que sufre cambios de horario o traslados injustificados puede acumular la petición de tutela de derechos fundamentales. Esto le permite no solo anular la medida, sino también reclamar indemnización por daños. Pero si solo pide una cosa, se arriesga a perder la otra. Un buen abogado no busca cerrar acuerdos rápidos, sino que apuesta por pruebas y testigos.
La demanda en sí misma es clave. Obliga a la empresa y al acosador a asumir un riesgo económico y legal. Incluso si el trabajador no gana el juicio, el mensaje es claro: el acoso ya no sale gratis.
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